Los arquetipos son la representación de la conciencia colectiva y nos llevan a las profundidades del ser a experimentarnos.
Erróneamente se piensa que el arte sirve para representar el mundo que nos rodea, sin embrago, lo que es afuera es un reflejo de lo que es adentro, por lo que en realidad es una representación de nosotros mismos.
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El arquetipo de el creador impulsa la búsqueda de la autenticidad, no para ser originales1, sino nosotros mismos. En ese camino, Jung estableció la Imaginación activa (en su periodo de “desorientación” 1913-1916), una práctica similar a soñar despierto. Bajo esta técnica, el individuo permite que las imágenes surjan desde el inconsciente hasta el nivel de la imaginación, tal como sucede en un sueño.
“It was during Advent of the year 1913--December 12, to be exact-- that I resolved upon the decisive step. I was sitting at my desk once more, thinking over my fears. Then I let myself drop. Suddenly it was as though the ground literally gave way at my feet, and I plunged down into dark depths”- Jung.
Esa fecha marcó el inicio de una serie de visiones y sueños que llevaron Jung a su propio infierno. De este surgieron una serie de dibujos y pinturas de un gran valor simbólico y de conocimiento. Entre ellas, los mandalas.
Para él, la imaginación activa es el “experimento más difícil”.
“Creemos que queda demostrado que los mándalas de la serie dan cuenta de una intrínseca relación entre sí, son manifestación de un estado espiritual, de la incubación, el renacimiento y la transformación del sí-mismo y, a su vez, lo provocan y que la construcción teórica y práctica de los mandalas en Carl G. Jung reconoce su genealogía en las tradiciones orientales, donde nace este simbolismo. Entre las funciones principales del mándala (en el aspecto psicológico y terapéutico) destacamos la integración de los opuestos, la expresión de las distintas etapas del proceso de individuación y la reordenación de la personalidad”. – Elbaba, tesis doctoral, 2017.
Hablar con el artista interior
La actividad mental analítica y productiva restringe los ríos de la imaginación. Es así que el creador se vuelve una creatura que, al inicio, parece insaciable. Pero es que es imposible producir algo que no sea una representación auténtica del inconsciente o una amplificación del viaje mítico o arquetípico.
En ocasiones he tenido el privilegio de leer textos que surgen de las profundidades, textos crudos que muestran el dialogo interno y son puramente bellos, sobre todo los que no han sido juzgados.
No se crea y analiza al mismo tiempo. Son procesos diferentes.
Esto se vuelve caótico, sobre todo en la actualidad, pues manejamos distintas identidades que deben satisfacer a múltiples públicos. Lo que se conoce como performance.
“If it makes you nervous – you’re doing it right.”
“You have to be real with yourself. No one is doing that. People are too concerned with making everything nice and calm and pretty.”
“We lay out our lives in a narrative we understand, like a movie, but are you enjoying making it or are you wondering who’s watching my movie?”
-Donald Glover sobre su proceso creativo
Los artistas que más admiramos son los que no temen, se muestran vulnerables, son sinceros, se conocen y transforman.
El artista que se aleja de la imagen egocéntrica del yo y se deja ser mediante la obra, es el que mejor aprovecha las ventajas creativas. Como explica Jodorowsky, de pequeños deseamos admiración y aplausos de los demás, cuando crecemos (y a lo mejor nos convertimos en artistas) los exigimos a la sociedad (como una metáfora de nuestra segunda madre). “La atención acumulada y estancada forma parte de lo que, comúnmente, se conoce como prestigio”, dice. “Si la fama sólo es un escaparate, ¿por qué seguimos creyendo que un individuo famoso siempre es importante?”, añade.
"But I don’t care about my name as much as I care about my ideas. I could do something completely wrong, and people could hate it, but then someone else could see it and do it completely right. And it’s a push forward for civilization".
-Kanye West
Los artistas visionarios no viven para probar sus talentos, sino para deconstruirse y edificarse en cada una de sus obras. Es así que esta práctica se convierte en la epítome del autoconocimiento, un compromiso con uno mismo0. Como dice Kanye, no hay cantidad de dinero suficiente que convenza a un verdadero artista para que deje de crear.
Conectar con la esencia creativa nos lleva a adquirir la libertad individual, abrir una puerta sin fin. Como dice Jodoworksy, “No se puede enseñar a nadie a ser creativo, es algo que sale de dentro. En las escuelas como mucho se aprenden técnicas y estilos. Sin embargo, lo que te hace genial y diferente al resto de los mortales nadie te lo puede enseñar”.
Siguiendo los pasos de su padre, Adán Jodorowsky reconoce el poder sanador de la creatividad y ha desarrollado talleres psicocreativos en Ciudad de México (para suerte de los mexicanos). En estos se explora la falta de inspiración, la liberación de los límites artísticos y los bloqueos personales, así como el estudio del miedo al fracaso y la crítica. Todo creativo debería explorar solo o acompañado estas aristas para liberarse así mismo y a su obra de los prejuicios del hombre.
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